Si alguno de los casos expuestos a continuación te sucede, entonces, un psicólogo podría ayudarte:
Cuando sientes algunas emociones negativas intensas, tales como: depresión, desesperanza, tristeza y desánimo, ansiedad, miedo e incluso pánico, preocupación excesiva, ira o cólera descontrolada. Quizá lleves tiempo peleando con ellas sin resultados y desees afrontar el problema de un modo adecuado.
Cuando algún área de tu vida se ve perjudicada: relación con pareja o familia, trabajo, diversión, alimentación, salud, relaciones sociales… Puedes, incluso, tener la sensación de que tu vida se te va de las manos, se va empequeñeciendo, lo que te produce más dolor.
Cuando otros profesionales (médicos, maestros, abogados, etc.) o personas afectadas (familiares, amigos…) te recomiendan la necesidad de buscar ayuda psicológica. A veces nos cuesta reconocer nuestros propios problemas.
Si después de haber seguido un tratamiento psicofarmacológico los resultados no son tal y cómo esperabas. En la mayoría de los casos la fortaleza psicológica no se consigue tomando medicación, sino afrontando los problemas, los fármacos suelen ser un escape más.
CÓMO PUEDE AYUDARME UN PSICÓLOGO?
La terapia no se resume en charlar con el psicólogo todas las semanas. La terapia consiste en acudir a la sesión para aprender habilidades muy concretas que te servirán para solucionar esos problemas que no te “dejan vivir”.
Trabajamos con problemas emocionales y los solucionamos no por medio de fármacos, sino enseñando técnicas para afrontarlos y superarlos.
Trabajaremos con todos los recursos terapéuticos necesarios, los clásicos y los más novedosos. Nuestro enfoque es cognitivo conductual y añadimos al saber tradicional el impulso de las nuevas terapias. Se trata de darte todo aquello que ha demostrado funcionar. La psicología es una disciplina que se basa en el método científico y nosotros procuramos llevar a cabo tratamientos eficaces basados en teorías demostradas experimentalmente.
SE PUEDE SOLUCIONAR MI PROBLEMA?
A lo largo de tu vida has ido cambiando continuamente, tanto tu físico como tu forma de pensar y actuar. Ahora lo que vamos a hacer es dirigir ese cambio para que se produzca más rápidamente y en la dirección deseada. El cambio terapéutico supone un aprendizaje de nuevas conductas más sanas y útiles para manejar ciertas situaciones que te resultan difíciles y te crean un profundo malestar. Pero el cambio implica deseo de cambiar y trabajo por tu parte. Al cambiar serás más “tu mismo”, ya que habrás eliminado aquellos problemas que no te dejaban crecer como persona. El éxito de la terapia depende de muchos factores, pero el más importante es tu trabajo y dedicación. Si te implicas a fondo tu problema se puede solucionar. Así lo demuestran los datos experimentales y los estudios sobre el tema.